1.- Siempre se recomienda que cuando estamos a dieta, o simplemente queramos cuidarnos un poco, vayamos a comprar con el estómago lleno. A la hora de cocinar, la primera norma es la misma, no cocines cuando tengas muchísima hambre. Si estás muerta de habmbre tómate una pieza de fruta antes de cocinar.
2.- A la hora de cocinar, siempre tenemos la típica duda: “¿será suficiente?”, “¿haré más comida?”, si cocinas con menos hambre ya te ayudará, pero aparte de eso, esta vez, cuando te lo preguntes, es mejor que te quedes corta, que que te pases con la comida y acabes comiendo más de lo que te necesitabas y de lo que te habías propuesto.
3.- El típico consejo de siempre, pero el más efectivo: no frías nada. Cambia las frituras por los alimentos cocidos, al horno, o a la plancha, y restarás muchísimas más calorías de las que crees con este cambio.
4.-Congela la comida saludable que prepares. De esta manera, un día que no tengas tiempo ni ganas para cocinar, en lugar de decantarte por esa comida precocinada o congelada industrial, que suele ser muy grasa y calórica, podrás comer sanamente tu propia comida.
5.- Usa la menor cantidad de aceite posible al cocinar. Para ello, utiliza las sartenes y ollas antiadherentes, que necesitan mucha menos.
6.- Evita las salsas. Hay un montón de condimentos más ligeros por los que pueden ser sustituidas: aliños a base de limón, ajo y perejil, hierbas de todo tipo…
7.- Sirve siempre la comida en platos pequeños, de esta forma te dará la impresión de que es más cantidad. Parece mentira, pero la psicología es muy importante en estos casos.
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